jueves, 30 de mayo de 2024

Manos que acogen, dios madre y padre

Os animamos a observar las manos del padre que acoge. Mano de mujer y mano de hombre. Imagen del siglo XVII que nos habla de otras formas de expresar qué es Dios. 


Y así, bajo la forma de un viejo patriarca judío, emerge también un Dios maternal que recibe a su hijo en casa.

Ahora, cuando miro de nuevo al anciano de Rembrandt inclinándose sobre su hijo recién llegado y tocándole los hombros con las manos, empiezo a ver no sólo al padre que estrecha al hijo en sus brazos, sino a la madre que acaricia a su niño, le envuelve con el calor de su cuerpo, y le aprieta contra el vientre del que salió.

Así, el "regreso del hijo pródigo" se convierte en el regreso al vientre de Dios, el regreso a los orígenes mismos del ser y vuelve a hacerse eco de la exhortación de Jesús a Nicodemo a nacer de nuevo.

Ahora aprecio mucho más la enorme calma de este retrato de Dios. No hay sentimentalismo, ni romanticismo, ni se cuenta un simple cuento con final feliz. Lo que aquí veo es a Dios como madre, recibiendo en su vientre a aquél a quien hizo a su propia imagen. Los ojos casi ciegos, las manos, el manto, el cuerpo inclinado, todo recuerda al amor divino maternal, marcado por el dolor, el deseo, la esperanza y la espera sin fin.
Henri J. M. Nouwen
El regreso del hijo pródigo
Meditaciones ante un cuadro de Rembrandt.
Tradución de Isabel García de Alzuru
Ed. PPC






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