El lunes 27 de noviembre, tuvimos la 3ª sesión del Club de lectura Mujeres Bíblicas en la librería San Pablo.
Nos reunimos 13 personas, 11 mujeres y 2 hombres.
Presentó a Tamar la cananea, del Libro de la teóloga Junkal Guevara, Pilar Aisa del grupo de Mujeres y Teología de Zaragoza. Y lo hizo ubicándola en la Biblia (Gn 38) entre (Gn 37 y 39) que cuenta la historia de José, hermano de Judá, a quien este había vendido a unos mercaderes.
Judá, hijo de Jacob y suegro de Tamar, había incumplido todas las leyes como jefe de la tribu, y al morir sus dos hijos Er y Onam, primer y segundo marido de Tamar, la envía a casa de su padre para no casarla con Sela su hijo pequeño, esperando que crezca. Pero eso nunca llega.
Esto niega a Tamar la posibilidad de tener descendencia y reconstruir su proyecto de vida en el seno de Israel.
El tiempo que está en soledad y como fracasada en casa de su padre, le sirve para visualizarse como mujer proactiva y aprovecha el paso de su suegro, ya viudo, para salir al encuentro, con mucha astucia y firmeza.
Judá la confunde con una prostituta y le pide “sus favores”, ella accede pero a cambio de sus señas de identidad, el sello, el cordón y el bastón.
Tamar queda embarazada de gemelos y ante la acusación y presentación de sus credenciales, Judá tiene que aceptar que Tamar fue más justa que él, que no cumplió con la ley del Levirato.
En el coloquio “jugamos” con el significado de Tamar=palmera, árbol de gran altura, firme y flexible, que con las fibras de sus hojas se construyen cestos, esteras, calzado… de su tronco se extrae licores y bálsamos y su fruto son los dátiles ricos y muy nutritivos.
Yo soy palmera cuando…valoro mi proyecto de vida y soy proactiva. Cuando no me dejo encoger por los reveses de la vida, de las instituciones, Cuando soy bálsamo para otras heridas… etc. El coloquio fue rico.
Con el sabor de los dátiles, agradecemos a Charo su hospitalidad, que nos permite caminar con estas mujeres sabias un tanto ocultas entre tanto patriarcado.
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