RETIRO DE ADVIENTO EN BURGOS
Invitada por el grupo de la Revuelta de Burgos, he tenido el gusto de acompañarles en
este camino de Adviento, el sábado Gaudete (Alegraos).
Y así fue, preparado con todo primor por un equipo de mujeres sabias enraizadas en su
tierra castellana, tratando de hacer posible aquí y ahora el Reino en aquellos lugares
donde ellas transitan, que no son pocos.
Bajo el título Trenzando vidas, generamos Vida, hicimos un recorrido orante con las
matriarcas, por la historia de salvación.
Desde el Si de María a su embarazo, en tiempo de Herodes y el encuentro con Isabel
en esa espera esperanzada, (Lc 1, 39-56) de estas dos mujeres preñadas de vida, que
se buscan, se reconocen Felices y Bendecidas por el Amor, haciendo su propio
Magníficat, e incluyendo el Acompañamiento y los Cuidados en el parto y el
puerperio unos tres meses. María cuando dejó a Isabel recuperada, volvió a Nazaret
junto a José.
Reconocimos el cuidado amoroso a sus hijos Juan y Jesús, que dieron frutos bien
sabrosos por los caminos de Judea, Galilea y Samaria.
Oramos este Adviento con la Nana de la Patera.
Damos un salto en el tiempo y trenzamos vidas con las Beguinas (siglo XII -XIII),
mujeres valientes y libres, laicas, célibes, aristócratas, burguesas, pobres, que en una
Europa en guerra (las Cruzadas) y en reconstrucción, deciden vivir su espiritualidad en
total libertad fuera del matrimonio y de los conventos, los dos únicos espacios para
la mujer en ese tiempo. Insertadas en la realidad, cuidando en las cárceles,
hospitales, a pie de calle, vivían en pequeñas comunidades o beguinatos (En Países
Bajos, Bélgica, Alemania). Algunas llegaban al Conocimiento a través de su trabajo
como copistas de libros, en monasterios de dominicos y agustinos, las órdenes
mendicantes.
Su forma de vida y la claridad con que explicaban la Biblia, haciéndose entender, creó
grandes envidias entre el clero y en las jornadas conciliares del siglo XIV las declararon
herejes haciéndolas elegir entre instituciones religiosas ya existentes o matrimonios no
deseados. Algunas como Margarita Porete (Francia) fueron quemadas en la hoguera
con su gran obra El espejo de las almas simples.
Oramos este Adviento con la canción Silencio, un poema de Hadevich de Amberes,
musicado por Prado Pérez de Madrid, de Trovadoras del Amor.
Con otro salto llegamos al siglo XX y traemos al círculo a Madeleine Delbrêl,
trabajadora social, célibe, atea, con una conversión convulsa tras una crisis por
desamor, de la que salió a través de la poesía que la llevó hasta Dios del que siempre
había renegado.
Madeleine aprende a perforar la vida. Perforarla: pararla, silenciarla,
atravesar todas sus capas, mirarla con verdad y amor, tratando de
asemejarla lo más posible al Evangelio. Su escuela va a ser la calle y el
Evangelio. Y como buena maestra, anima a sus compañeras a encarnar el
amor en lo concreto, en lo cotidiano, en aquello que más cuesta por el
desgaste y la rutina. Para Madeleine Todo, está abierto a la Trascendencia,
Todo está habitado por esa Presencia que la alimenta. Ningún instante del
día, ni ningún espacio, le son profanos, las calles, el metro, el olor a sudor de
los trabajadores, toda su vida es oración agradecida.
En el barrio parisino de Ivry, centro del comunismo francés, trabajó codo con codo con
los comunistas y tres compañeras para quitar el hambre y cubrir las necesidades que la
segunda guerra mundial había dejado. Al finalizar la guerra, pasó a ser la Directora
general de los Servicios Sociales de París, siendo responsable del alojamiento y
alimentación de las oleadas de refugiados franceses. Persona alegre, disfrutona,
trabajadora incansable, falleció a los 60 años en su mesa de trabajo, orgullosa de
encontrar su agenda al día por primera vez
Oramos este Adviento, esta vida esperanzada con la Danza de la vida una de sus
oraciones preciosas.
Y llegamos al siglo XXI, el nuestro, y nos encontramos en esta preciosa ciudad de
Burgos y en este espacio compartiendo el Deseo, y la Esperanza de seguir tejiendo
nuestras vidas con otras y otros. Son tiempos duros Si, pero no más que los que
vivieron nuestras compañeras en este viaje por la historia. Y aquí estamos dispuestas a
seguir tejiendo con los mimbres de la valentía, de la creatividad, de la libertad y la
cercanía, una sociedad y una iglesia donde la igualdad se haga costumbre.
Vemos que cuando trabajamos juntas (Revuelta, MyTeología, Hoac, ASC,
parroquias, etc) hacemos un bonito mestizaje y la Ruah nos acompaña con su
“gracia”, multiplicando nuestros dones haciendo visible ese trenzado: “Porque
fueron somos, y porque somos, serán”.
Nuestro lugar de encuentro con Jesús es en la Galilea de la realidad de cada día que
nos lleva a ser denuncia y anuncio de que el Reino aquí y ahora es posible.
Se nos pide ser sal que de sabor al mundo, no en momentos concretos sino como
actitud. Ser luciérnagas que alumbremos pequeños “fueguitos”.Que ese: “Mirad
como se aman”, se haga visible en la casa, el barrio, la comunidad y las
organizaciones donde trabajamos para mover aunque sea un palmo, este mundo
nuestro que circula sin rumbo.
¡María guardaba todas estas cosas en su corazón y las contemplaba! Lc 2, 19.
Pongamos esa “pequeña niña Esperanza que se levanta todos los días con una
mirada nueva” a esperar que se haga realidad lo que parece imposible. Vivamos con
hondura este Adviento y celebremos siempre con fiesta, la vida que se nos regala. Mi
agradecimiento más sincero a este grupo de mujeres lindas, por invítame a caminar a
su lado.
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