Nuestra compañera Mabel se ha desplazado hasta Jaén para acompañar el inicio de un grupo de La Revuelta en dicha ciudad. Una acogida calurosa que ha puesto sobre la mesa el deseo de una Iglesia inclusiva e igualitaria, donde todas las personas tengan cabida y se desempeñen las tareas según los dones y carismas, no según el sexo.
Los libros de La Revuelta preparados en la entrada de la sala.La mesa de Mabel con la pañoleta de La Revuelta, una vela encendida, un trenzado de lanas, los libros y el tapón, recuerdo poderoso de que el frasco se rompió y derramó el perfume.
Una treintena de mujeres y algún hombre acudieron a la convocatoria y compartieron tras la exposición del contenido del libro, sus inquietudes, dudas, anhelos y esperanzas.
JAÉN ACOGE LA REVUELTA DE LAS MUJERES EN LA IGLESIA
Mujeres cristianas de Jaén acogieron el sábado 29 de marzo, en plena cuaresma, en el salón de actos del centro Josefa Segovia de la capital el libro y al movimiento de la “Revuelta de las Mujeres en la Iglesia. Alzamos la voz” presentado por Mabel Ruiz Ruiz, coautora del libro e integrante de Mujeres y Teología para hacer avanzar “esta revolución bulliciosa, alegre, amorosa y cuidadora hasta que la igualdad, la justicia y el cuidado de la casa común se hagan costumbre en la Iglesia”.
Mujeres con vocación de fraternidad y sororidad en la sociedad y en la Iglesia, como comunidad que late en los márgenes y en los centros, en las plazas y en los silencios; con los pies en la tierra y el corazón henchido de Ruah, alzaron la voz para compartir este libro que es más que páginas. Es un tejido de sueños, de luchas antiguas y nuevas, de cuerpos que resisten y manos que siembran.
Es un canto colectivo, nacido del vientre de la Revuelta, donde la teología se hace carne y la esperanza, memoria viva. “Un libro que nace del fuego y la ternura” como el aceite que no se apaga, como el trigo que cae a tierra para dar fruto, un libro que brota de mujeres que aman la Iglesia con pasión crítica y fidelidad creativa.
Teólogas, militantes, poetas de lo sagrado cotidiano que llevan años caminando en comunidades, en sindicatos, en barrios, en claustros, con los Evangelios en una mano y los gritos del mundo en la otra. Lucetta Scaraffia, desde Italia, regala el prólogo del libro que es profecía: "Mientras la institución no cambia, las mujeres ya hemos cambiado".
Se cambia al ritmo de las olvidadas, de las indígenas que nombran a Dios en aymara, de las brasileñas que escriben teología con sus cicatrices, de las jóvenes que reclaman una Iglesia donde sanar.
En el encuentro se honró a las que vinieron antes —las místicas, las rebeldes, las que abrieron brecha— porque se sabe que nadie se revuelve sola. La historia es un árbol y ellas, sus ramas. Se cruzan mares para escuchar a Sofía Chipana Quispe, a las teólogas de India, a las mexicanas que descolonizan la fe. La Revuelta no tiene fronteras. En el apartado de políticas y vivencias se narró cómo el cuerpo es sagrado. Ivone Gebara enseña a esperar vigilantes. Pepa Torres convierte los gritos en salmos.
“La Iglesia que soñamos” se asienta en el proceso sinodal con un coro de voces —Pilar de Miguel, Teresa Casillas, las jóvenes de Feminista&Cristiana…que dibujan una mesa donde todas tengan lugar. Sin prisa, pero sin pausa para seguir empujando una Iglesia diversa donde hacer justicia, donde poder contemplar, donde esperar.
El encuentro terminó autoconvocándose para otro momento con la alegría de saber que las palabras han resonado en el corazón y que la Revuelta sigue tejiéndose como un manto bordado con hilos de justicia, risas subversivas y esa terquedad divina que hace creer que otra Iglesia es posible y esperando que más letras, más voces y más compañía en el camino ayuden a avanzar con los profetas y profetisas de ayer y hoy.
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