Mujeres y Teología de Zaragoza le debe a Ignacia, ser una de las mujeres que trajeron de las compañeras de Madrid, el encargo de crear el grupo de Mujeres y Teología en Zaragoza.
Este año cumplimos 30 años caminando juntas.
Gracias Ignacia.
Grande tu vida de servicio.
Grande tu testimonio.
Esta imagen eres tu: apasionada de los libros, impulsora de proyectos, feminista cristiana convencida, amante de América Latina.
Gracias Encarna por tener la sensibilidad de prepararla.
DEP Ignacia González Martínez
Compartimos un texto del Evangelio de Marcos. Mc 16,1-4
Lo hemos leído dos compañeras en la celebración de despedida y de agradecimiento por su vida.
El sábado, María Magdalena, María la madre de Santiago, y Salomé, compraron ungüentos y esencias para perfumar el cuerpo de Jesús. Y el primer día de la semana fueron al sepulcro muy temprano, apenas salido el sol, diciéndose unas a otras: — ¿Quién nos quitará la piedra de la entrada del sepulcro?
Unos ojos abiertos, siempre abiertos.
Una vida disponible para dejar que la realidad la interpelara.
Unas manos dispuestas a ungir y abrir sepulcros.
Ignacia, tú te preguntabas ¿quién nos quitará la piedra?
El camino recorrido de tu vida nos da la respuesta.
Corriste la piedra la piedra y te encontraste con personas obreras sepultadas por la precarización.
Corriste la piedra y el Barrio de la Paz se asomó a la luz y con ellos y ellas te hiciste Barrio, te hiciste PALABRA que tercamente la fuiste gritando proféticamente.
Corriste la Piedra y te empeñaste en que las personas del Psiquiátrico tuvieran vida en dignidad, al igual que tú madre.
Corriste la piedra y abriste unos ojos grandes ante niños y niñas que necesitaban acompañamiento y les abriste tu casa a un niño y a una niña.
Tu ser discípula de Jesús de Nazaret te instó a concretarlo en una comunidad cristiana y te uniste a la comunidad de Torrero.
Y…..
Había que seguir abriendo los ojos. Tu mirada se centró en las desigualdades que las mujeres vivían al interior de la Iglesia Católica. La piedra era gorda, pero la moviste. ¡Y tanto que la moviste!, junto a Carmen Ramón, Nieves Sienes, Nieves Escalada, Pilar Allué, Encarna García, Asun Minguez, Teresa Pascual, Rosa Basarte, Mabel y Pili Añón. Juntas iniciasteis hace 30 años Mujeres y Teología de Zaragoza, referente del cristianismo feminista en nuestro país.
Gracias porque otras podemos seguir tu legado.
Ignacia nos queremos apropiar de tu humildad para que acompañe nuestro camino. ¿Nos dejas? por favor...
Que tu rasmia aragonesa y tesón anime nuestras vidas.
Que tu acogida fortalezca nuestra sensibilidad.
Que los cuidados que tu ofreciste a la gente que estuvo a tu lado nos animen siempre a ponerlos en el centro de la vida.
Siempre recordaremos que somos cristianas feministas porque tú, junto a otras mujeres tuvisteis la osadía de correr la piedra y apasionarnos por un discipulado en igualdad.
NOSOTRAS SOMOS PORQUE VOSOTRAS FUISTEIS. AMEN
La vida de Ignacia
Ignacia eres Vida y has sido vida para muchos grupos y personas
en particular, que hemos ido entretejiendo los días y las
situaciones sociales, políticas y espirituales que se nos iban presentando. Tu desde la sencillez y la acogida sonriente y discreta siempre. No te gustaba destacar, pero eras firme en tus ideas. Tus recuerdos y enseñanzas se nos agolpan agradecidos ahora y queremos dejarlos sellados en escritos, conversaciones y abrazos. Queremos seguir tu huella.
¡La vida que nos dejas desde la fragilidad…!
Y…no estaban todas. No estaban aquellas que como a Jesús, más te habían seguido, acompañándote muchas tardes festivas y laborales. Sentimos su dolor muy cerca, porque estaban acompañando otros procesos de urgente alegría, también como la tuya. Algo que se está despidiendo para revivir en otras maneras.
Y fuiste Oportunidad para las que ante la Alerta, pudimos soltar lo cotidiano y disfrutarte en cuidados y ternura. Fuimos testigas en la 216 de tus ganas de seguir trabajando, precisamente en el trabajo más “rudo” donde te batías el cobre con los varones, en la Tudor claro, siempre en defensa de la justicia en igualdad y desde tu feminismo bien enraizado. La gracia con que contabas la compra de tu coche, cuando te preguntaron por tu marido. No sabían con quien se las jugaban.
Tu maternidad de Acogida, ya jubilada, para esa niña y ese niño, fuiste hogar y ternura.
La HOAC, CCPS y tu comunidad de Torrero I, tu familia, el barrio, Mujeres y Teología, el Comité Oscar Romero, las Jornadas de Espiritualidad, lo caminabas todo, siempre con ojos abiertos.
Esa mañana en la 209, se percibía el olor a Reino que desprendías tras ser ungida por Mabel y Manoli, con los ungüentos disponibles. Contigo estaban tres mujeres, unas con lazos de sangre, Clara tu sobrina amada y tu prima Toni, con lazos de cuidados y compañía fiel. Me recibiste con cara de paz y te pude tocar, besar y agradecer en nombre de todas y cada una de las compas de M. y Teología, tu vida, tu sonrisa, tu sencillez, tu “sorna”…
Muchas veces cuando, en las reuniones veías que se hacía una montaña de algo…”Pues chicas con lo fácil que es…”y lo desmontabas rápidamente. En uno de esos paseos que todavía nos pudimos dar por el barrio, cuando finalicé el tratamiento, solo verme me dijiste: “Chica, Pili Aisa, no dábamos ni un duro por ti”. Y sacaste afuera los miedos de todas.
Por “tanto” Ignacia. Gracias mil. Ponte cerquita de nosotras y haznos algún guiño lúcido y gracioso de vez en cuando.
Te queremos. Pili Aísa
11-Julio-2024