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miércoles, 29 de mayo de 2024

La suegra de Pedro: tocada y levantada para el Reino

 






Reseña 8ª sesión del Club de lectura San Pablo sobre MUJERES BIBLICAS

 27 de mayo 2024

Un lunes más, nos hemos reunido este 27 de mayo en la librería San Pablo (Avda. César Augusto 103) entorno al libro “La suegra de Pedro”, de Carme Soto Varela

Estuvimos 25 personas, 22 mujeres y 3 hombres y nos alegramos mucho de que acudieran personas nuevas. Presentaron y dinamizaron la sesión Vicky Chía Azlor y Eva García Marquina, del grupo de Mujeres y Teología de Zaragoza. Gracias Vicky y Eva por vuestro trabajo y vuestra creatividad.

La narración aparece en Mateo (8, 14-15), Marcos (1, 29-34) y Lucas (4, 38-41). En ninguno de ellos tiene nombre la suegra de Pedro.

El de Mateo es un relato breve, directo, va al grano. En Marcos nos pone en contexto de dónde estaba Jesús, que venía de la Sinagoga,… “le cogió la mano y la levantó”… una metáfora de la resurrección. En Lucas, también nos pone en contexto y se puede interpretar la curación quizás como un exorcismo “Él se inclinó a la cabecera, increpó a la fiebre…”

Jesús la toca. Ahí está la mano que Dios nos da para que nos levantemos y nos pongamos a hacer reino. Vuelve a transgredir las normas: era sábado, entra en la habitación de una mujer, la toca. Y con ese gesto la convierte en referente, la pone en igualdad. Estaba apartada por la enfermedad y la vuelve a incluir.

Vemos la libertad de Jesús que, una vez más, se salta las normas y la reactiva en su misión. Ella estaba postrada, quizás podemos pensar que las fiebres nos quieren presentar un símbolo del peso que sobre la mujer ejerce la cultura patriarcal y el papel que se asignaba a las mujeres.

Los tres relatos terminan con que ella se puso a servirles. Nos chirría un poco estas palabras porque se han utilizado por el patriarcado para asignar a la mujer el papel de “servir” en las tareas domésticas. No con el significado de servir a la comunidad y a la evangelización en igualdad con los discípulos varones; en definitiva, el servicio entendido como discipulado.

También se da mucha importancia a “la casa” como punto de reunión y con todo lo que “se cuece” en ella. Esto sucedió en casa de la suegra de Pedro, no en la sinagoga. Jesús rompe las fronteras entre el espacio privado destinado a las mujeres frente al espacio público, como la sinagoga, más destinado a los hombres. 

Jesús abre la puerta a que seamos discípulas día a día, en lo cotidiano. No siempre se puede dejar todo, “deja a tu padre y a tu madre y sígueme...”

Nos animaron a escribir y compartir una palabra que resuma una situación en la que me he sentido “tocada” por Jesús y me ha sanado. El debate estuvo animado y hubo mucha participación. 

En el mes de junio, la última sesión de este curso, veremos el libro “Las mujeres que fueron al sepulcro”, de Ianire Angulo Ordorika.


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